Gastronomía musical mexicana


Tres veces almorcé,
Tres veces almorcé,
Tres veces almorcé.
La primera con mi novio
La segunda con mi amante
La tercera con usted

Todos tenemos en la cabeza alguna canción con referencias culinarias o gastronómicas. Sin pensar mucho, nos vienen a la mente «La cocinita mágica» o «Con las manos en la masa» de Vainica Doble, la «Alacena de las monjas», cantada por Carlos Cano, y… la verdad es que poco más; alguna estrofa suelta, algún torzo de zarzuela o algun popurrí chusco, como el conocido «Camarero… una de mero». Parece que la cocina española no ha encontrado reflejo adecuado en el cancionero popular.

Sin embargo, la rica y variada gastronomía americana, ha sido siempre fuente de inspiración para muchos compositores, llegando incluso a crearse géneros musicales con nombres como el jarabe, la salsa, el merengue…

La colección Lecturas Mexicanas, de la Dirección General de Culturas Populares de Conaculta, ha editado el libro «El que come y canta… Cancionero gastronómico de México», en el que su autora, Aline Desentis Otálora, explica como la lírica popular gastronómica es tan amplia, que considera su libro un trabajo no terminado.

En este cancionero, que es más bien una obra de referencia, se incluye el título, autor, intérprete, ritmo musical, lugar y fecha de cada una de las piezas que en él aparecen. En él ha logrado rescatar la voz del pueblo mexicano –desde la ranchera, el corrido, el bolero al son jarocho– como parte importante del patrimonio cultural.

El «Cancionero gastronómico», se compone de dos tomos que abarcan canciones de moda de las últimas cuatro décadas –449 canciones– que, aparte de su contenido, ofrecen una visión del entorno social de la población mexicana, donde constantemente se usan metáforas gastronómicas ante cualquier situación de la vida cotidiana, pudiendo ofreciéndonos un atisbo de la riqueza culinaria que posee el país.

Casi todos los momentos se cantan, si bien el entorno doméstico de la mujer siempre está muy presente, existiendo infinidad de canciones que hablan del cruel destino de las mujeres encadenadas a pobres hombres y a un fogón. La autora nos apunta que quizás muchas mujeres disfrutan de las labores domésticas, pero no conoce ninguna que lo diga en una canción.

Aline Desentis, explica también, que es casi una regla social relacionar el amor con los dulces, debido en gran parte a que el enamorado abarca un amplísimo espectro de metáforas culinarias, ofreciéndonos unos postres con besos de chocolate, caramelo y miel, así como bocas azucaradas…

Las bebidas alcohólicas tienen un lugar preponderante en este Cancionero, pues la lírica popular a través de ellas, rinde un cierto culto al embrutecimiento…..

«Me llaman la Tequilera
como si fuera de pila,
porque a mí me bautizaron
con un trago de tequila.

Ya se dijo en mil canciones,
¡qué lindo es ser mexicano!
Y yo estoy más orgulloso
porque soy un comelón;
no más salgo de mi patria
y a extrañar los chicharrones,
y los tacos de carnitas,
nenelipe y corazón.»

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