Restaurantes modernistas en París
París cuenta con un número importante de edificios que no han sido considerados habitualmente como monumentos a pesar de su estética y de su historia: restaurantes, brasseries, cafés, etc. creados en la Belle Époque. Es en éste tiempo, finales del s. XIX, cuando París vive la eclosión de nuevos restaurantes, donde la calidad y el refinamiento de la comida responden al lujo y a la originalidad de la arquitectura. Aún más que en la decoración de las calles, l’Art Nouveau, ha marcado de manera determinante el ambiente de estos locales destinados a la clientela selecta del café- concierto y del music- hall.
Es la época de los grandes chefs, de los los solemnes maîtres, de la aparición de numerosos restaurantes de prestigio que, junto a los grandes restaurantes ya existentes (La Tour d’ Argent, Le Grand Véfour, Lapérouse, Prumier, Drouant…), hacen de Paris el centro mundial del arte de vivir. En sus mesas se sientan aristócratas europeos, banqueros, industriales, turistas millonarios vestidos con frac, corbata y chaleco blanco cuyas mujeres cambian de ropa según el carácter o la hora de la comida. Los grandes cocineros del momento, Auguste Escoffier, Edouard Nignon y Prosper Montagné, comienzan a publicar con gran éxito libros de cocina y en 1908 se publica La Guide de les Plaisirs de Paris. Este periodo frívolo, que según algunos autores comienza en 1890 y según otros en 1900, dedicado al culto de los placeres y de la vida ociosa finaliza de forma dramática en 1914 con el comienzo de la Primera Guerra Mundial.
A continuación vamos a visitar algunos restaurantes construídos en ésta época y que actualmente siguen en activo.
En el lugar que hoy ocupa Chez Maxim’s tenía una heladería un napolitano llamado Imoda. El 14 de Julio de 1890, fiesta nacional francesa,el heladero quiso unirse al jolgorio y decoró con banderas su tienda, entre ellas algunas alemanas. El pueblo, que no olvidaba la derrota infligida por los alemanes veinte años antes, se apoderó de la heladería saqueándola y destruyendo todo lo que en ella había. A partir de entonces nadie volvió a comprar en la heladería e Imoda la puso a la venta. La compró Maximme Gallard, un barman del bar americano Reynols, que con otros socios montó un restaurante dirigido a una clientela popular. Maxime falleció al cabo de un año y con el dinero de su seguro de vida, cien mil francos, sus socios siguieron adelante con el negocio, conservando el nombre pero añadiéndole un genitivo sajón. Desde su inaguración estuvo frecuentado por jóvenes de gran fortuna pero fué en 1900, con la Exposición Universal, cuando Maxim´s se consagró a nivel mundial. Entró rapidamente en la literatura con obras como «Le chasseur de Chez Maxim’s» de Yves Mirande o la célebre obra teatral «La dama de Chez Maxim’s» de Georges Feydean y en la historia de la música a través del tercer acto de «La viuda Alegre» de Franz Lehár con la romanza del conde Danilo.
Maxim’s representa el tipo de restaurante Art Nouveau donde la alianza de revestimentos de madera (caoba y limonero), cuero, espejos, cerámicas y terciopelo rojo consiguen crear un estilo realmente original fruto de la unión del arquitecto Louis Marnez y del pintor Leon Sonnier, que fue copiado en el mundo entero.
En la actualidad es propiedad del modisto Pierre Cardin que, a pesar de los años transcurridos y del esnobismo del que se ha visto rodeado, ha sabido mantener un alto nivel gastronómico, una excelente bodega y el orgullo de ser el restaurante que mejor representa a Paris en el mundo.
Lucas Carton está considerado como uno de los restaurantes más serios del mundo. La decoración, en madera de sicomoro, costó cuatrocientos mil francos y es obra de Louis Majorelle. Este autor participó en la decoración de algunos de los más importantes restaurantes del momento, pero es Lucas Carton su realización más equilibrada. Los tonos dorados de la madera, los preciosos apliques de bronce con cabezas esculpidas, los juegos de espejos, los bancos corridos y la separación de las mesas por medio de revestimentos decorativos, dan al entorno un tono elegante y variado capaz de adaptarse tanto a una comida íntima para dos como a un gran banquete.
En este restaurante el 10 de Febrero de 1918, los mariscales Jofre y Foch, el general Pershing y el mariscal French señalaron la hora del armisticio: las once del día siguiente. Era el restaurante de las grandes comidas de negocios y de las más importantes reuniones políticas.
Entre sus platos destacan el gratín Lucas, la becada flambeada, la «poularde» al Oporto, pato Apicio lacado con miel y un «canard au sang» que disputa en calidad al cocinado en La Tour d’Argent. La bodega es excelente. Cuenta con ciento cincuenta «chateaux» bordeleses, dorados borgoñas blancos y magníficos borgoñas tintos, como el Musigny o el La Tache y Sauternes que cuentan un siglo. Esta bodega es la historia de los vinos de Francia.
Actualmente lo regenta Alain Saenderens, el gran creador de «la nueva cocina francesa» y tiene tres rosetas en la guía Michelin.
Uno de los jóvenes arquitectos del momento, Emile Hurtré, construyó en el hotel Langhan, rue Boccador, un magnífico comedor. Tuvo como colaborador al pintor Jules Wielhorski. Actualmente es el restaurante la Fermette Marboeuf y conserva, de manera intacta, el elegante decorado de cerámicas coloreadas bajo una ligera bóveda metálica que soporta una vidriera en la que se representa un jardín de invierno. Está compuesta de numerosos paneles de vidrio esmaltado adornados por tornasoles alrededor de los cuales vuelan abejas. Es el triunfo del estilo vegetal que caracteriza la decoración de l’Art Nouveau. En 1983, la Fermette Marbeuf es inscrita como monumento histórico.
El restaurante está frecuentado por clientela del mundo del espectáculo o de la prensa que degustan platos de cocina tradicional como el cordero en salsa Choron, andouillette Duval, noix de ris de vaca asada, filetes de lenguado al champagne y sobre todo, platos de temporada a los que el chef Gilbert Isaac sabe dar un toque magistral.
Le Train Bleu, inaugurado en 1901 por el presidente Loubet, es el lujoso restaurante de la estación de Lyon. Clasificado como monumento histórico, conserva integramente su extraordinaria decoración de principios del siglo veinte.
El restaurante tiene numerosos salones (Salon Doré, Grand Salle, Salon Tunisien, Salon Algérien…) decorados con importantes pinturas murales, que evocan las ciudades comunicadas por el ferrocarril PLM (Paris- Lyon- Mediterráneo) y que están firmadas por los artistas de mayor prestigio del momento. Los vidrios emplomados, las lámparas, los estucos y los frescos de Guillaume Debufe, Gaston C. Saint- Pierre, Max Leenhardt y Antoine Calbet son verdaderas joyas que nos sitúan en una auténtica atmósfera Belle Époque. Louise de Vilmorin, en «Lettre dans un taxi», escribe: «En Paris no existe un restaurante tan bello como el de la Gare de Lyon».
El decorado Art Nouveau no es exclusivo de los restaurantes donde se dan cita clientela rica y elegante, sino que se desarrolla también en lugares mucho más populares como ROUGEOT (59 Boulevard Montparnasse. Paris 6º), VAGENANDE (142 Boulevard Saint Germain. Paris 6º) o Julien.
Tanto Rougeot como Vagenande, los dos atribuidos a Bouvier, están construidos hacia 1904 y se caracterizan por una auténtica economía de medios. La tendencia a la imitación, la acumulación de elementos decorativos, próximos al Kitsch, y la utilización de materiales humildes hacen que l’Art Nouveau alcance también una difusión popular.
Respondiendo a la misma preocupación de economía, el restaurante Julien se distingue por la calidad de sus paneles. El pintor Trézel mezcla esmaltes y cristal americano en una decoración donde pavos se perfilan bajo motivos florales y figuras femeninas envueltas en flores parecen sacadas de carteles publicitarios de la época.
La decoración de Julien, catalogado como monumento histórico, y su gastronomía de brasería (comida tradicional francesa a precios módicos) hacen del establecimiento un lugar de visita obligada para las personas que visitan Paris.
Por la noche, después del espectáculo, el público de l’Opéra y de los teatros vecinos se da cita en los cafés del boulevard des Capucines, donde el Café des Capucines brilla con luz propia. Una vidriera adornada de flores y frutas, terraza y mobiliario de estilo Nouille dan de forma brillante la réplica a asombrosos platos de marisco y pescado asado.
Auténtico monumento fin- de- siècle decorado por tablas y taraceas de Hansi y Panzani en un ambiente de vidrieras con cúpula de vidrio. Exquisitas las ostras y el choucroutte.
Actualmente se llama le Bistro du Peintre y ocupa la parte baja del inmueble construído por los arquitectos Julien y Galopin. El elemento Art Nouveau está presente en el diseño del revestimento de madera de la fachada y de la marquesina y, en el interior, en los paneles de cerámica ornados de figuras femeninas.
Situado muy cerca de la Place de la Bastille es un popular restaurante donde merece la pena detenerse para beber algo en la barra de cinc o comer de manera sencilla y tradicional.
Otros establecimientos
Para finalizar, mencionaremos algunos de los establecimientos obra de Edouard Niermans, holandés de nacimiento pero francés de adopción, uno de los máximos representantes de la popularización de l’Art Nouveau. Además de la transformación del Casino de Paris, del Moulin Rouge, de l’Olympia, de los teatros Marigny y de los Capucines es autor de LA BRASSERIE UNIVERSALLE (33 avenue de l’Opéra. Paris 2º), de LA BRASSERIE MOLLARD ( 113- 117 Saint – Lazare. Paris 9º) y de la ampliación de la Taverne Pousset en el boulevard des Italiens.
También son dignos de mención KONNS construído en 1901 por el arquitecto alemán Bruno Märhing, el CAFÉ VOISIN (1898) de Louis Bigaux y la BRASSERIE CADÉAC, en la Place du Chatelet, obra de los arquitectos Barbaud y Bauhain.
* F. Borsi y E. Godoli. Paris Art Nouveau. Architecture et Décoration. París : Marc Vokar, 1989
* Paris. Guides de Voyage Hachette. 1995
* Raymond Bouyer. La décoration des restaurants. Art et Décoration. 1898. Vol. 4. Pag. 86-92
* Raymond Bouyer. La décoration d’un restaurant. Art et Décoration. 1899. Vol. 6. Pag. 151- 155
* G. M. Jacques. Un restaurant allemand á Paris. Art Décoratif. 1901- 1902 Vol. 1 sem. Pag. 54- 60
* Fernand Weyl. Décoration d’un restaurant. Art et Décoration. 1899. Vol. 5. Pag. 16- 21
Es muy interesante el articulo, especialmente en lo que respecta a los consejos y sugerencias que brinda. No todo es tan facil en la decoración pero siguiendo algunos principios generales todo va llegando a buen puerto.
Les mando un saludo desde Barcelona, Nilda